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"Dichoso
el que ‘ha’ vencido todo egoísmo; dichoso el que ‘ha’
conseguido la paz; dichoso el que ‘ha’ hallado la verdad*.
La
verdad* es noble y dulce; posee la facultad de ‘liberarnos’ del
mal. No existe otro salvador en el mundo más que la verdad*.
‘Confiad’
en la verdad*, aunque no ‘seáis’ capaces de comprenderla, aunque
‘supongáis’ amarga su dulzura, aunque ‘retrocedáis’ ante
ella en el primer momento. ‘Confiaros’ a la verdad*.
Los
errores pierden; las ilusiones producen los males, embriagan como
bebidas fermentadas; pero se desvanecen enseguida y dejan al hombre
enfermo y desgraciado.
El
“yo” es una fiebre; el “yo” es una visión pasajera, un
sueño; pero la verdad* es saludable, la verdad* es sublime, la
verdad* es eterna. No existe inmortalidad más que en la verdad*,
porque únicamente la verdad* permanece siempre.”
(Buda)
*El
término verdad,
en este texto sería equiparable a Tao, Brahman, Sat-Chit-Ananda,
‘Dios’, Unidad Suprema, Energía Universal, …)