"Esto
mismo sucede en el mundo en general. Es una especie de gran hospital,
todo el mundo está enfermo y en su lecho de muerte; todo el mundo
está lleno de ira, violencia, agresividad, celos y posesión; todo
el mundo es falso, seudo e hipócrita ―así es el mundo. ‘Tú’
no lo ‘sientes’, pero cuando Jesús (de Nazaret, o cualquier otro
ser evolucionado-despierto [meditador]) ‘se’ mueve entre
‘vosotros’, ‘él’ ‘puede’ sentirlo porque ‘viene’ de
las alturas. ‘Baja’ de las montañas.
Si
‘bajas’ a las llanuras después de haber pasado unos días en el
frescor de los Himalayas, ‘podrás’ sentir lo polvorienta,
repelente y pesada que es la vibración. Ahora ‘puedes’ comparar.
‘Has’ visto las heladas aguas de los Himalayas ―esos frescos
manantiales de agua cristalina eternamente manando―, y, por otro
lado, el suministro de agua municipal. Aquí ‘tienes’ la
comparación. Sólo un meditador ‘sabe’ que el mundo ‘está’
enfermo, sólo ‘él’ ‘sabe’ que todo está mal aquí. Cuando
un meditador ‘anda’ entre ‘vosotros’, naturalmente ‘puede’
sentir mucho más la acumulación de polvo, porque ‘vosotros’
‘habéis’ perdido toda sensibilidad.
¡’Has’
olvidado que ‘eres’ un espejo! Lo único que ‘sabes’ es que
‘eres’ un recogedor de polvo. Sólo un meditador ‘tiene’
conocimiento de ser un espejo.
Así
pues, Jesús (de Nazaret) ‘sigue’ ‘marchándose’ a las
montañas.”
(Osho)