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jueves, 19 de enero de 2012

Una historia en el camino. La importancia de la actitud

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"Un gran Maestro Zen, Rinzai, 'estaba' sentado. Un hombre 'llegó'. 'Empujó' la puerta con brusquedad -'debía' de estar enfadado-, 'dio' un portazo. No 'estaba' de buen humor. Después 'tiró' sus zapatos y 'entró'. Rinzai 'le' dijo: "'Espera'. No 'entres'. Primero 've' y 'pídeles' perdón a la puerta y a 'tus' zapatos".
El hombre 'dijo': "¿De qué 'estás' hablando? 'He' oído que esta gente zen está loca y parece ser verdad. 'Pensaba' que sólo eran rumores. ¡Qué tontería 'estás' diciendo! ¿Por qué 'debería' pedirle perdón a la puerta? Parece tan embarazoso..., ¡los zapatos son 'míos'!".
Entonces Rinzai 'le' dijo: "¡'Sal' de aquí! ¡No 'vuelvas' aquí nunca más! Si 'puedes' enfadarte con 'tus' zapatos, ¿por qué no 'puedes' pedirles perdón? Cuando 'te' enfadaste, nunca 'pensaste' que fuese estúpido enojarse con los zapatos. Si 'puedes' relacionarte con la ira, ¿por qué no con el amor? Las relaciones son relaciones. La ira es una relación. Cuando 'golpeaste' la puerta con tanta ira, 'te' estabas relacionando con la puerta; 'te' comportaste mal, inmoralmente. La puerta no 'te' ha hecho nada malo. Primero 've', de lo contrario no 'entres' aquí".
Impactado por el silencio de Rinzai, con la gente sentada allí, y esa presencia..., como un 'flash', el hombre lo 'entendió'. 'Comprendió' la lógica que encerraba, estaba muy claro. "Si 'puedes' ser irascible, ¿por qué no 'puedes' ser amoroso? 'Vete'". Y 'se' marchó. Tal vez esta fue la primera vez en 'su' vida. 'Tocó' la puerta y las lágrimas brotaron de 'sus' ojos. No 'podía' aguantar las lágrimas. Y cuando 'se' inclinó hacia 'sus' zapatos, sucedió en 'él' un gran cambio. Cuando 'regresó' y 'se' dirigió hacia Rinzai, 'este' 'le' estrechó en sus brazos, abrazándolo.
Esto es reconciliación. ¿Cómo 'puedes' rezar si no 'te' has reconciliado? ¿Cómo 'puedes' acercarte a un Maestro si no 'estás' reconciliado con la existencia?"
(Osho)