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"Se    busca vida extraterrestre allá, allende los planetas, los sistemas    siderales, sin comprender que los propios humanos y todo lo que habita    este mundo y lo compone y la misma Tierra en sí, no son propios de  aquí.  La Tierra es un trocito de ese Sol magnífico que inspira y da   calor y  vida cada día. Y ese Sol es una estrella más, ni muy chica ni   muy  gigante (que las hay), y todas ellas son minúsculas pavesas en el   vacío  cósmico. Y la galaxia Vía Láctea no es más que una mota de fulgor    entre millones de otras en este universo. Pero existen otros  universos,   millones y millones... y todo, a la postre, nace de una  pequeñísima   partícula de ilusión en el rostro de un niño imaginario.
En    la cultura Oriental la reencarnación es una base. Quién sabe cuántas    vidas 'tuviste' que vivir para estar donde 'estás' ahora, por cuántas    experiencias siguiendo el registro de la evolución, aquí y en cien mil    otros planetas, en millones de ellos; cuántos cuerpos rozagantes,  cuánta   piel de "lagarto", cuánto "Ughhh" y "Arrrrhhh" mostrando los  dientes.
Todo pura experiencia al fin y al cabo.
Cuando    'encuentres' por un casual a extraterrestres en el camino,   'entiende'  que ellos también son compañeros en el mismo viaje, en el   mismo barco  de la vida, y que andan persiguiendo en el fondo similares cosas: la  sonrisa de un niño sideral que les explique el sentido de todo  esto.
Gracias, lectores extraterrestres-terrícolas."
(Braddha Bala)

