"Hoy el guerrero emprende un nuevo viaje. Deja atrás las capas, las espadas.
No quiere pesos sobre sí, no quiere engaños, ficciones a las que colgarse, mundos repletos de cancamusas. No quiere nada; sólo respirar, tomar aire, aire puro, esencias de vida.
Es fácil, lo sabe el guerrero, perderse en la pura nada cargada de artificios, de falsas seguridades.
Él sabe que todo eso son trampas, engaños bien orquestados para que los buscadores se anquilosen, pierdan gas, pierdan alma. Él lo sabe.
El callejón está ahí, sin aparentes salidas; pero el soldado es fuerte... y sabio, con una sabiduría restaurada en la pura agua de un arroyo cantarín.
Apenas lleva nada para el viaje, quizá una leve sonrisa y una disposición eterna a no conformarse, a no dejar que un lastre de siglos lo atormente y pueda con él.
El guerrero oscila el rostro y mira hacia atrás, hacia esos juegos de niños que parecen dormir, y se lava la cara y aspira fuerte y opta por lo que le da vida, no por lo que le mata."
(Braddha Bala)