"Estaba tranquilo, sin esperar absolutamente nada.
Allí, impasible, pero con una especie de dulzura que le nacía de dentro, suspiraba aires universales.
¿Qué tenía este hombre, este gurú?
Un servidor se sentía un privilegiado por simplemente poder estar ahí, actuando como un reportero para un diario inexistente de otro planeta.
A veces el gurú localizaba la mirada de este que escribe y sólo sonreía. No era una sonrisa abierta. Era una sonrisa linda, plena."
(Braddha Bala)