Los cocodrilos saben que los seres humanos deben atravesar el cauce del río para poder ser felices, para encontrar la verdadera felicidad y el famoso cocodrilo había encontrado un ardid para alimentarse más que nadie de atravesadores del río.
La mayoría de seres humanos saben distinguir a la perfección un cocodrilo de otros animales: boca, patas, cola, piel dura y escamosa...
pero...
pero el cocodrilo famoso tenía un truco y devoraba más seres que nadie cuando estos pretendían cruzar el río.
El cocodrilo se disfrazaba de tronco muerto flotando en las orillas.
Muchos, muchos seres, en su afán por cruzar, en su afán por ser felices, se abrazaban con pasión al supuesto tronco para cruzar las fluyentes aguas, muchos, muchos seres.
Nadie llegaba a la otra orilla, por supuesto; a mitad de trayecto el tronco muerto mostraba su verdadera naturaleza y engullía a sus presas.
En su deseo por alcanzar la felicidad, los seres humanos perdían la sana visión y confundían troncos con cocodrilos.
Sólo los seres que perfilaban la intuición y el discernimiento, lograban atravesar el río en poderosas barcas de fabricación casera, pero éstos eran muy pocos, sin duda muy escasos y desde la otra orilla tampoco podían informar con exactitud a sus congéneres para que no cayeran en la trampa del cocodrilo;
(Braddha Bala)